terça-feira, 28 de setembro de 2010

Los diez mistérios humanos


¿Por qué los humanos desarrollan una respuesta como ésta, que nos pone en desventaja social, al obligarnos a revelar que hemos engañado o hemos mentido? Una posibilidad es que el rubor fuera, en un principio, una manera de demostrarles a los miembros dominantes del grupo que nos subordinábamos a su autoridad.

Tal vez, más tarde, cuando nuestras interacciones sociales se hicieron cada vez más complejas, este fenómeno empezó a asociarse con emociones más elevadas de autocensura, como la culpa, la vergüenza y la incomodidad. Esto parecería poner en desventaja a los individuos, pero el hecho de ruborizarse, en realidad, vuelve a una persona más atractiva o socialmente deseable.

Tras advertir que las mujeres se sonrojan más que los hombres, el neurocientífico V. S. Ramachandran, de la Universidad de California, en San Diego, Estados Unidos, sugiere que el sonrojo puede haberse desarrollado como una manera de que las mujeres demuestren su sinceridad a los hombres y puedan así conseguir su ayuda para la crianza de la prole.

"El sonrojo te dice que no puedo serte infiel. Si me preguntas si soy infiel, no puedo mentirte? el sonrojo me delata", razona Ramachandran.


La risa

"¿Tiene una gomita?" No, no es una broma, pero fue suficiente para hacer reír a una persona en un centro comercial. Es uno de los más de 2000 casos de risa natural registrados por el psicólogo Robert Provine, de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, durante los diez años que insumió su estudio.

El hallazgo más notable de esa investigación: la risa es producida con mayor frecuencia por comentarios banales que por chistes divertidos.

Provine cree que la risa empezó en nuestros ancestros prehumanos como una respuesta psicológica a las cosquillas. Los simios modernos aún conservan su risa ancestral (pant-pant) cuando se les hace cosquillas en medio de un juego, y esa risa evolucionó hasta convertirse en el ja ja de los humanos. Más tarde, argumenta Provine, cuando nuestros cerebros se hicieron más grandes, la risa adquirió una poderosa función social: crear lazos entre las personas.

De hecho, Robin Dunbar, de la Universidad de Oxford, Inglaterra, ha descubierto que la risa aumenta el nivel de endorfinas, el opiáceo natural de nuestro cuerpo que, según se cree, contribuye a fortalecer las relaciones sociales.


El vello púbico

Mientras que la mayoría de los primates tienen alrededor de los genitales vello más fino que el del resto de su cuerpo, los humanos adultos lucen una mata de vello púbico impresionantemente grueso. Robin Weiss, de la Universidad de Londres, Inglaterra, señaló que el vello púbico se hizo más grueso que el del resto de nuestros cuerpos en algún momento de nuestra evolución.

No existe una explicación aceptable, pero se han sugerido muchas potenciales ventajas. Tal vez la más popular sea que como el vello más grueso se concentra en regiones en las que tenemos glándulas sudoríparas apócrinas (odoríferas) así como exócrinas (de enfriamiento), podría servir para difundir olores que indican la madurez sexual. También puede funcionar como signo visual de adultez.

Una espesa mata de vello no sólo protege los genitales durante el acto sexual y en otros momentos ?reduciendo el roce al caminar, por ejemplo?, sino que también contribuye a mantener nuestras zonas más sensibles cálidas, preservándolas de las corrientes de aire frío.

La adolescencia

Ninguna otra especie tiene adolescentes. ¿Por qué entonces los humanos se pasan alrededor de una década de sufrimiento ocultos bajo sus capuchas? David Bainbridge, de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, dice que hay dos pistas importantes. La primera es el momento en que surgió la adolescencia.

La evidencia de crecimiento en los huesos y dientes de los hominidos fosilizados indica que la adolescencia emergió en un período entre los 800 y 300 mil años atrás. Esto, señala, antecede en "un período fascinantemente breve" al gran salto de tamaño del cerebro humano, cuando el cerebro de nuestros antepasados experimentó su última gran expansión hasta alcanzar su tamaño actual.

La segunda pista procede de la neurobiología y el estudio por imágenes del cerebro, que revelan que durante la adolescencia se produce una reorganización general del cerebro.

Para Bainbridge, la adolescencia no es tanto el período en que se concreta la madurez sexual sino aquel en el que se desarrolla una mente capaz de negociar el paisaje psicológico y social que diferencia tanto la vida humana de la del resto de los animales.

"Sin adolescencia nunca nos hubiéramos convertido en humanos plenos", afirma Bainbridge.


Los sueños

Para empezar, los sueños son esenciales para procesar las emociones. "Los sueños modulan las emociones, las mantienen dentro de cierto rango", dice Patrick McNamara, de la Universidad de Boston, Estados Unidos. Nuevas investigaciones han descubierto que dormir consolida los recuerdos emocionales, y que cuanto mayor sea la cantidad de movimientos oculares rápidos (REM, según sus siglas en inglés), mayor será el procesado de esa clase de recuerdos.

Una idea es que los sueños REM nos permiten revivir poderosos recuerdos emocionales, pero sin el torrente de hormonas desencadenado por el estrés que acompañó a la experiencia original.

El nivel REM del sueño también ayuda a otras clases de memoria y contribuye a la resolución de problemas. Las personas son más capaces de recordar listas de palabras relacionadas y las conexiones que existen entre ellas después de una noche de sueño que después del mismo período de vigilia durante el día.


El altruismo

Algunos actos de aparente altruismo suelen ser con frecuencia tan sólo reciprocidad: si tú me rascas la espalda, yo rascaré la tuya. Todo esto tiene sentido en el plano evolutivo, dado que invertir tiempo y energía ayudando a alguien sin ninguna reciprocidad nos pone en clara desventaja en el plano de la supervivencia.

El único problema es que en los últimos años se han acumulado pruebas de que las personas a veces actúan por genuino altruismo. En situaciones de juego experimental, muchas personas aceptan compartir dinero con un desconocido a pesar de que no serán retribuidas de ninguna manera.

Según Robert Trivers, de la Universidad Rutgers, Estados Unidos, el altruismo puro es un error. Argumenta que la selección natural favoreció a los humanos que eran altruistas porque en los grupos pequeños y estrechamente unidos en los que vivían nuestros antecesores, los altruistas podían esperar reciprocidad. Sin embargo, en nuestro mundo globalizado, donde muchas veces interactuamos con personas que no conocemos y que tal vez nunca volvamos a ver, nuestras tendencias altruistas no tienen sentido, porque difícilmente serán correspondidas por un gesto de reciprocidad.

El arte

Explicar el peculiar impulso humano de crear obras de arte en términos de supervivencia evolutiva es un verdadero desafío. Darwin sugirió que el arte se origina en la selección sexual, y Geofrey Miller, de la Universidad de Nuevo México en Albuquerque, Estados Unidos, ha acordado con esa idea. Cree que el arte es como la cola del pavo real? un costoso despliegue de privilegio evolutivo.

Los estudios de Miller revelan que tanto la inteligencia general como el rasgo de personalidad de permanecer abierto a nuevas experiencias son correlativos con la creatividad artística. También descubrió que cuando las mujeres se encuentran en el período mensual de mayor fertilidad, prefieren a los hombres creativos antes que a los hombres ricos.

"Podría haberse originado para cumplir con alguna otra función -agrega Miller-, y más tarde adquirió la función sexual."

Los psicólogos evolutivos creen que el impulso de expresar nuestras experiencias estéticas podría haber aparecido para inducirnos a aprender cosas sobre diferentes aspectos del mundo? aquellos para los que nuestro cerebro no estaba congénitamente equipado para aprehender.

En una vena similar, Brian Boyd, de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, cree que el arte es una forma de juego intelectual que nos permite explorar nuevos horizontes en un entorno seguro.

La superstición

A Barak Obama le gusta jugar al básquet en la mañana de un día de elecciones. Tiger Woods usa siempre una remera roja si compite en un día sábado. Casi todos tenemos nuestras propias supersticiones, aun cuando sabemos racionalmente que no pueden funcionar. Sin embargo, la superstición no es algo completamente descabellado.

Nuestros cerebros están diseñados para detectar la estructura y el orden en nuestro entorno, dice Bruce Hood, de la Universidad de Bristol, Inglaterra. También somos deterministas causales: suponemos que los acontecimientos son resultados de acontecimientos anteriores. Esta combinación de captar pautas y de inferir causas nos deja expuestos a las creencias supersticiosas.

"Pero existen muy buenas razones que justifican que hayamos desarrollado esa capacidad", agrega Hoods. Identificar y responder a algunas inciertas relaciones de causa y efecto puede ser una habilidad crucial para la supervivencia. Nuestros ancestros no habrían durado mucho si hubieran supuesto que una ondulación de la maleza era provocada por el viento, cuando existía siquiera una pequeña posibilidad de que se tratara de un león.

Y vale cometer errores y actuar en falso para esclarecer estas relaciones. Kevin Foster, de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, empleó modelos matemáticos para demostrar que siempre que el costo de una superstición es menor que el costo de pasar por alto una verdadera asociación de vida o muerte, la evolución favorecerá la existencia de las creencias supersticiosas.

<<< Sol Naciente >>>

Usa siempre tu discernimiento

Escucha tu corazón al leer un mensaje.

Solo lee los mensajes que te hagan vibrar.

Si algún mensaje te molestara sólo deséchalo.

Sigue tu verdad interna.

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domingo, 26 de setembro de 2010

Estarrecida...a juíza....e assim vai o nosso País.....


Tribunal das Caldas, hoje de manhã, ao ser interrogado, para dizer a sua morada, o M/Cliente, disse..."rua Damão, nº tal..."

De repente, a senhora Juíza, por acaso menina muito simpática, referiu: Da quê?...rua da quê?...da mão?...mão mesmo?

O Cliente sem perceber, repetiu: Damão, Damão....é uma cidade.

A senhora Juiza: Uma cidade!!??...Não deve ser cá!

Bom...é claro que, isto não influiu no julgamento, que decorreu normalmente, mas, cá por dentro senti algo de estranho...será que a senhora, que fez a vida dela a estudar Humanisticas, passou por cima de Goa...da História...

Mas... ao mesmo tempo, rejubilei pelo facto do M/Cliente não morar na Rua Diu...não fosse a senhora Juiza pensar que se trataria do dispositivo anticoncepcional...!" .......................

LOL é a justiça que temos!.... e isto é só uma gota de água no oceano!....

domingo, 12 de setembro de 2010

UMA QUESTÃO DE PRIORIDADE - O Que a Idade nos Ensina

Uma senhora bem idosa estava no convés de um navio de cruzeiro segurando
seu chapéu firmemente com as duas mãos para não ser levado pelo vento. Um
cavalheiro se aproxima e diz:
- Me perdoe, senhora...não pretendo incomodar, mas a senhora já notou que o
vento está levantando bem alto o seu vestido?
- Já, sim, mas é que eu preciso de ambas as mãos para segurar o chapéu.
- Mas, senhora....a senhora deve saber que suas partes íntimas estão sendo
expostas! - disse o cavalheiro.
A senhora olhou para baixo, depois para cima, e respondeu:
- Cavalheiro, qualquer coisa que o Sr. esteja vendo aqui em baixo tem 85
anos. O chapéu eu comprei ontem!

CONTRIBUINTE










domingo, 5 de setembro de 2010

A saúde mental dos portugueses


Transcrição do artigo do médico psiquiatra Pedro Afonso, publicado no Público,
2010-06-21
Alguns dedicam-se obsessivamente aos números e às estatísticas esquecendo que a sociedade é feita de pessoas.
Recentemente, ficámos a saber, através do primeiro estudo epidemiológico nacional de Saúde Mental, que Portugal é o país da Europa com a maior prevalência de doenças mentais na população. No último ano, um em cada cinco portugueses sofreu de uma doença psiquiátrica (23%) e quase metade (43%) já teve uma destas perturbações durante a vida.
Interessa-me a saúde mental dos portugueses porque assisto com impotência a uma sociedade perturbada e doente em que violência, urdida nos jogos e na televisão, faz parte da ração diária das crianças e adolescentes. Neste redil de insanidade, vejo jovens infantilizados incapazes de construírem um projecto de vida, escravos dos seus insaciáveis desejos e adulados por pais que satisfazem todos os seus caprichos, expiando uma culpa muitas vezes imaginária. Na escola, estes jovens adquiriram um estatuto de semideus, pois todos terão de fazer um esforço sobrenatural para lhes imprimirem a vontade de adquirir conhecimentos, ainda que estes não o desejem. É natural que assim seja, dado que a actual sociedade os inebria de direitos, criando-lhes a ilusão absurda de que podem ser mestres de si próprios.
Interessa-me a saúde mental dos portugueses porque, nos últimos quinze anos, o divórcio quintuplicou, alcançando 60 divórcios por cada 100 casamentos (dados de 2008). As crises conjugais são também um reflexo das crises sociais. Se não houver vínculos estáveis entre seres humanos não existe uma sociedade forte, capaz de criar empresas sólidas e fomentar a prosperidade. Enquanto o legislador se entretém maquinalmente a produzir leis que entronizam o divórcio sem culpa, deparo-me com mulheres compungidas, reféns do estado de alma dos ex-cônjuges para lhes garantirem o pagamento da miserável pensão de alimentos.
Interessa-me a saúde mental dos portugueses porque se torna cada vez mais difícil, para quem tem filhos, conciliar o trabalho e a família. Nas empresas, os directores insanos consideram que a presença prolongada no trabalho é sinónimo de maior compromisso e produtividade. Portanto é fácil perceber que, para quem perde cerca de três horas nas deslocações diárias entre o trabalho, a escola e a casa, seja difícil ter tempo para os filhos. Recordo o rosto de uma mãe marejado de lágrimas e com o coração dilacerado por andar tão cansada que quase se tornou impossível brincar com o seu filho de três anos.
Interessa-me a saúde mental dos portugueses porque a taxa de desemprego em Portugal afecta mais de meio milhão de cidadãos. Tenho presenciado muitos casos de homens e mulheres que, humilhados pela falta de trabalho, se sentem rendidos e impotentes perante a maldição da pobreza. Observo as suas mãos, calejadas pelo trabalho manual, tornadas inúteis, segurando um papel encardido da Segurança Social.
Interessa-me a saúde mental dos portugueses porque é difícil aceitar que alguém sobreviva dignamente com pouco mais de 600 euros por mês, enquanto outros, sem mérito e trabalho, se dedicam impunemente à actividade da pilhagem do erário público. Fito com assombro e complacência os olhos de revolta daqueles que estão cansados de escutar repetidamente que é necessário fazer mais sacrifícios quando já há muito foram dizimados pela praga da miséria.
Finalmente, interessa-me a saúde mental de alguns portugueses com responsabilidades governativas porque se dedicam obsessivamente aos números e às estatísticas esquecendo que a sociedade é feita de pessoas. Entretanto, com a sua displicência e inépcia, construíram um mecanismo oleado que vai inexoravelmente triturando as mentes sãs de um povo, criando condições sociais que favorecem uma decadência neuronal colectiva, multiplicando, deste modo, as doenças mentais.
E hesito em prescrever antidepressivos e ansiolíticos a quem tem o estômago vazio e a cabeça cheia de promessas de uma justiça que se há-de concretizar; e luto contra o demónio do desespero, mas sinto uma inquietação culposa diante destes rostos que me visitam diariamente.
Pedro Afonso
Médico psiquiatra